Los Niños Heroes de Chapultepec
Los Griegos daban el nombre de Héroes a sus grandes hombres divinizados. En México, llamamos Héroes a quienes se distinguen por sus hechos extraordinarios y por su grandeza de alma mas allá del cumplimiento de su deber; a quienes sacrifican todo cuanto tienen y cuanto valen, incluso sus vidas al servicio de la Patria.
Ha sido nuestra patria cuna de verdaderos héroes. Héroes de verdad. no de los mentados héroes de las contiendas civiles durante las cuales, si bien, pueden registrarse casos de valor inaudito, de temeridad ilimitada, no pueden llamarse, en estricta justicia, hechos heroicos en toda su grandeza.
Para comprender lo que es verdaderamente heroísmo es preciso admirar en toda su grandeza la gesta gloriosa realizada por estos Niños Héroes de Chapultepec.
Los cadetes que defendieron El Castillo de Chapultepec el 13 de Septiembre de 1847, fueron mas allá de lo común y del cumplimiento de su deber. A la luz del Derecho Internacional, las escuelas militares son consideradas No-Combatientes. Mas aún, algunos de los cadetes eran todavía unos niños.
Cuando el ejercito norteamericano, comandado en jefe por el General Winfield Scot, iniciaba el ataque al Castillo de Chapultepec el 13 de Septiembre de 1847, el General Monterde ordenó a los cadetes que abandonaran el Castillo, sede del colegio y que se reintegraran al seno de sus familias. Los cadetes rehusaron a abandonar el Castillo, recinto de su escuela, plenamente convencidos de que su determinación implicaba el sacrificio de sus vidas y permanecieron allí, impávidos ante la muerte que avanzaba para escribir una de las páginas mas gloriosas de nuestra historia, tan rica en hechos heroicos. Por ello debemos considerar a estos pequeños soldados como los héroes mas limpios, los mas puros ejemplares de nuestra Patria.
Hemos de enfatizar un hecho importante: aunque solo mencionemos entre los héroes a los cadetes que rubricaron su gesto magnífico con el sacrificio de sus vidas, la verdad es que merecen cabalmente el calificativo de héroes todos cuantos estuvieron presentes, hayan resultado muertos, heridos o ilesos. En esta batalla, muchos más, junto con el director de la escuela, el General Monterde, fueron hechos prisioneros por el enemigo.
La patria agradecida los recuerda en las páginas de la historia y los Mexicanos les cantamos a la Patria y a ellos en las estrofas del himno nacional:
"Para ti las guirnaldas de oliva,
un recuerdo para ellos de gloria,
un laurel para ti de victoria
y un sepulcro para ellos de honor."